domingo, octubre 22, 2006

Supercarretera

Es realmente interesante vivir esta época, donde todo cambia tan rápido. Es tan grande la aceleración, que si no se aprende a reconocer y manejar la velocidad de los cambios, uno puede terminar atrapado en una dinámica vertiginosa y compulsiva -corriendo tras estímulos tan cambiantes- o excluido de la construcción del mundo, en una vida solo limitada a lo doméstico en la que -observando pasivamente ese mundo a través de los medios masivos- surge la sorpresa y la impotencia ante cosas que transcurren en una marea sin dirección aparente.

La comunicación es una pieza clave de esta aceleración; me parece interesante como, mas allá de las buenas relaciones que pueda yo tener con mis vecinos en el barrio en que vivo, o con parientes y amigos en el lugar que estén; se puede tejer vínculos con personas tan distantes y diferentes a uno, pero con quienes se llega a descubrir una conexión en los intereses mas profundos; y entonces es tan fuerte el sentimiento de identificación, que a esas personas nos parece conocer de toda la vida (nos parece compartir el mismo origen, cuando lo que surge en verdad es la intuición de que vamos al mismo lugar). Vemos en el interlocutor un espejo y un interprete (a la vez que cumplimos la misma función para él), y en esos rebotes vamos descubriendo a estos nuevos amigos y a nosotros mismos (y no en las características de los personajes que representamos en lo social, sino en las aspiraciones mas profundas -las que hacen a la dirección de la vida-, y en las potencialidades de una comunidad de intenciones todavía protogénica).


Cuando los medios de comunicación se humanizan, es porque las personas han empezado a expresarse libremente, y no se puede más que romper los esquemas del discurso para dar lugar a la creación y a la reflexión sobre la vida concreta.

Mohamed puede contarme como son las cosas en Giza, como lucen las pirámides desde su ventana, como fue crecer en Alejandría, lo que hace un médico como él para ayudar a mejorar la calidad de vida de su pueblo; y yo me atrevo a sorprenderme de lo parecida que son las condiciones de vida de América Latina y el Medio Oriente; me atrevo a sorprenderme porque soy sensible al sufrimiento "ajeno"; porque aunque entienda la crisis del mundo como resultado de manipulaciones, oportunismos, mentiras, explotaciones y resignaciones; siento que gran parte del problema tiene que ver también con indiferencias; y que no basta con entender, sino con solidarizarse con uno mismo y aportar el mejor esfuerzo...



Me he empezado a preguntar como será la vida en una ciudad como Londres, tan cosmopolita, tan diversa, tan acelerada y tan fría; tan mecánica, tan fantasmal, pero tan posibilitaria; un lugar que teniendo existencia física, tiene las características de un espacio virtual como Internet: anónimo, eficiente, allí se encuentra de todo, es un nodo de comunicaciones, pero en si mismo vacío. Me digo que si bien Internet no es más que una herramienta, es también una comunidad en construcción, y espero entonces que no termine convirtiéndose en lo que hoy Londres es. Sin embargo, se que difícilmente puedo hacerme una opinión de lo que poco conozco, así que le he dado muchas vueltas a la idea de ir a conocer ese lugar.

Sin ir tan distante, he tenido oportunidad de conocer a Ari hace unos días, lo divertido en este caso es que aunque no vive lejos de mi casa, nos hemos presentado en Internet, en una charla en la que cada frase daba vuelta al mundo antes de llegar a un destino geográficamente muy próximo; y que al charlar después en un café, eran los temas de la conversación los que recorrían el planeta y sus avatares. Así, yendo y viniendo, Latinoamérica (después de ser una hipótesis), se convirtió en un sentimiento y una experiencia, en algo a lo que suelo llamar "realismo mágico", en esa especie de espiritualidad de lo concreto y lo cotidiano, esa espiritualidad que pone las cosas prácticas en el contexto de lo eterno... Yo trataba de explicar ese registro interno que esta tan lejos de la superstición como del escepticismo, que esta tan alejado del materialismo como del idealismo platónico o la fantasía... y en eso escuche una de las historias mas misteriosas y absurdas de mi vida: Ari, habiendo tenido una noche el sueño de que moría al caer de un precipicio en Bariloche, invitó a un amigo y fueron a ver lo que pasaba en aquel lugar; solo pudieron llegar a Buenos Aires, y en esa ciudad, una noche de invierno, por algún problema con el transporte, tuvieron que caminar largos kilómetros para llegar al hospedaje en que estaban alojados; un perro callejero acompañó el andar hasta unos metros antes del destino, donde cambió su rumbo, habiendo terminado su misión protectora. ¡Absurdo! porque el animal no protegía mucho más que de otros perros de la calle, para lo que no se necesitaba tanta defensa, de todas formas. Misteriosa si, la forma en que se interpretaba el hecho, ya que el canino solo caminaba por la calle en una dirección cualquiera que coincidió con la ruta de los amigos. Absurdo, misterioso y mágico, porque aquella noche Ari, por una serie de elementos, hechos e interpretaciones conjugados en esa particular manera, tuvo la absoluta certeza de que nada malo iba a pasar, y esa seguridad le permitió conducir su vida con tranquilidad y con alegría; y ante tan potente realidad, cualquier análisis es ya muy redundante.

Todo cambia tan rápido que se hace muy necesario profundizar lo que se busca en la vida, porque de lo contrario, si las búsquedas son superficiales como nos ha propuesto la globalización, no podremos mas que perseguir alucinógenas carnadas de anzuelos inalcanzables, en un mundo tan inestable que pudo haber cambiado varias veces antes de darnos cuenta de que nuestro objetivo ya no esta, y que nuestro esfuerzo, en ese caso, no tiene ningún sentido. Cuando las búsquedas son profundas surgen respuestas de cualquier lugar y todas partes.... Pero no son respuestas externas que reafirman "lo que tiene que ser porque siempre ha sido así", como declamaciones huecas de un sistema de valores fosilizado en un código de pensamiento seco e inerte... Son respuestas internas, que llegan a nuestros sentidos y que reconocemos como nuevas; que entendemos sin conocer, que están en el idioma de los mitos, en el idioma de perros que caminan, de estrellas que cruzan, de corazones que sintonizan, de mentes que brillan, de manos que construyen con afecto.

Trabajando en mi casa para ganarme el sustento, en cálculos interminables de números tediosos, siento que alguien me observa... mi hermana estuvo investigando aquí ayer (un trabajo para la escuela sobre el tema indígena)... Leyendo periódicos viejos, se quedo enganchada en una nota de una revista dominical que nada tenía que ver con su tarea, dejo el magazín abierto en una pagina cualquiera, en esa pagina donde aparece una entrevista y una foto a Ari (¡?). ¡Que nadie me pregunte lo que pienso de esto! ¿Qué es lo que impone a mi campo de co-presencias algo hace solo dos días tan desconocido? (Ya lo voy superando, pero todavía me da un poco de temor estas cosas extrañas); quizás me sea mas fácil expresar lo que siento al respecto... Asustado, doy vuelta la pagina rápidamente y me llama el titulo de otra nota: "Mi destino favorito", y esta ahí la imagen de una muy bonita e inspirada cantante llamada Cecilia, que cuenta cuanto le gusta Londres.

Pensamientos mezclados y encontrados me dan la pauta de cómo se ha agotado el racionalismo, desatinando respuestas naturalistas a la esencia humana. Pero mi intuición dicta a mi sentimiento una alegría inmensa que es Certeza, que es Misterio, que es Magia, y que es Realidad. ¿Puedo acaso definir todo esto en una frase?; solo esta: “No se cuándo y no se para qué, pero en algún momento nos encontraremos”; (y eso es muy bueno). Cualquier otro análisis es inútil y excesivo.

viernes, junio 23, 2006

"Yo Soy la Luz"

Leí en el diccionario que un trastorno es la inversión del orden regular de una cosa; es decir, que lo que suele ser de una forma, esta al revés.

Viajar en bus en Asunción puede ser toda una aventura, uno sube y paga el pasaje al chofer, que ya teniendo mucho con conducir en un trafico alocado y hacer su aporte a ese prodigio de la valentía, termina, poseído como esta por los roles de la gallardía, haciendo demostraciones de bravura a los pasajeros que no han podido conseguir sencillo para abonar el viaje; "Que raro que no tengas una moneda para pagar el pasaje justo", me dijo una vez uno de estos esforzados trabajadores…. A mí ya no me parece raro no tener una moneda… "Que raro que tenga plata para el pasaje" pensaba yo en ese momento, pero no dije nada, haciendo ejercicio de mi templanza, poseído como estaba por los roles de la regularidad.

"Tenga cuidado señora!", le decía una mujer a otra mayor cuando la había rozado en el arrojo de llegar a la puerta trasera y bajar de una vez, mientras un frenazo brusco ponía a los viajeros a danzar el baile de la inercia, magistralmente interpretado por dos desconocidos en el fondo del vehiculo, cuando uno toma al otro de la mano deteniendo una caída libre hacia atrás para alternar papeles cuando la aceleración hizo que las cabezas que miraban el techo, ahora vieran el piso…. Es cuestión de dejarse llevar!

Esta noche me subí a una unidad de la línea 9, los pasajeros y el chofer estaban todos muy tranquilos, el autobús estaba limpio, iluminado, cada persona en su asiento y cada cosa en su lugar; y si bien eso no me llamo la atención en un primer momento, de repente me sorprendió bastante. El camión iba alumbrando las calles oscuras en su curso, y podía verse escenas muy llamativas en el trayecto. La gente hace su vida, pero me parece que muy pocas veces me he percatado de que en esa vida que también comparto, el orden regular de las cosas, el que se entiende y se asume como tal, nunca se corresponde con lo que ocurre realmente. Pero además, y esto es lo mas sorprendente, la "irregularidad" con que todo ocurre es aceptada como normal; todo esta bien… o nada esta tan mal…. Lo cierto y lo concreto es que si se mira las cosas con el desapego de una actitud de observación, descomprometida con lo que se entiende como bueno o como malo, es todo muy absurdo y divertido.

Un semáforo nos detuvo por un momento, y por la ventana observe un taxi que estaba al lado nuestro, tenia unas inscripciones en el vidrio trasero: "parada 17" en letras pequeñas en la esquina superior derecha, y ocupando casi todo el espacio remanente, en letras adhesivas enormes, con tipografía gótica, y con el efecto un poco sangriento de tinta chorreada, (un estilo que daba la sensación de algo tenebroso en un primer vistazo): "Yo Soy la Luz".

Uno se pregunta en esta situacion cómo es que el mensaje que se transmite tiene tan poco que ver con el lenguaje que se usa, porque quien se asigne la luminosidad de esta manera (sea quien sea, porque la leyenda no tenia firma), debe tener un concepto tan diferente de la luz del que tengo yo!... quizás me seria mas fácil entender que use este estilo medieval y de espanto al decir "Yo soy la muerte"… y quizás también yo pudiera relacionar eso como un transito hacia la luz… Pero tengo que aceptar que a mi la luminosidad me ha dado siempre un poco de temor, así como también siempre he sentido rechazo por esa forma solemne y aséptica que tienen casi todos los que hablan de iluminación, aunque pocos pasen de la fosforescencia. Es verdad que no hay nada malo en proclamar lo que uno cree, me parece que eso esta muy bien; pero aunque me parezca bueno, no deja de serme llamativo. "Yo soy la luz"! ¿Quien puede decir que no sea así? Y aunque yo ya no crea a cualquiera que hable en estos términos, a fuerza de tener que escuchar todo el tiempo a personas que se autoproclaman iluminadas, o a instituciones que ensalzan a personajes mas o menos místicos como grandes luminosos; no puedo negar el beneficio de la duda a quien lo expresa con semejante oscuridad.




Yvone, quien es de Colombia, cuenta lo que decía Uribe en un discurso no hace mucho tiempo: el citó a Ghandi y le hizo decir que "ellos" (sus opositores) no son enemigos, sino competidores en el juego de la democracia. Uribe, quien no tiene luces por demás, habla del hindú, poniendo sus propias palabras en boca de este para hacerse parecer a alguien a quien todos reconocemos con una luz muy poderosa; y este hecho podría ser bastante ofensivo.

De vuelta a casa, ya muy tarde, viajando en colectivo, por una avenida vacía, de madrugada, veo un cartel de coca-cola light; la superficie blanca es enorme y hay una imagen monocromática de una mujer muy contenta, al parecer bailando con una botella en la mano, mientras cintas rojas y plateadas la envuelven. Los spots alumbran el cartel que refleja su brillo sobre una oscura esquina, donde la gente es más pequeña que aquella mujer sin color. Una vez mas un cartel me vuelve a decir, aunque esta vez de una forma más tacita y manipuladora: "Yo soy la luz", y esta vez si me ofendo, no tanto por una pobre mentira superficial, sino por la violencia de los que imponen el materialismo.

A fin de cuentas la luz esta en nosotros, quien puede decir que no!... Con mayor o menor fuerza, con mas o menos frecuencia, con mucha o poca influencia; pero lo bueno es que también en nosotros esta la oscuridad; sin ella, todo seria no solo muy aburrido, sino además, demasiado chato y permanente.

Salve Dionisio!

martes, mayo 30, 2006

"América Latina está en marcha"

Caminar por la vereda debe ser uno de los actos más comunes de la vida urbana, y algo de una riqueza muy grande en este momento de la historia. La velocidad con que circula la información da la oportunidad de tener la copresencia de culturas y formas de vida diversas, que de a poco van dejando de ser ajenas a uno, por más diferentes que sean de la propia. Algo muy llamativo de este fenómeno es ver la franja en que las culturas se solapan.

El sol arde en Asunción, la luminosidad y la temperatura de 28º C le dan al otoño un clima muy bueno para caminar por la calle Palma. Pero un clima interno relajado es siempre bueno para que la vista llegue más lejos o más profundo.

En algunos lugares del mundo la luz del sol no es tan potente, eso se puede notar en la fotografía de un afiche que promociona unos anteojos de sol de Versace, puesto en la vidriera de una óptica: una mujer rubia de cabello batido viste unas enormes gafas muy poco oscuras y observa misteriosamente a traves de los vidrios a un vendedor ambulante que ofrece discos símiles, con portadas símiles, de artistas símiles casi todos; pero la música que se escucha por los parlantes que él usa para hacerse propaganda, es una auténtica "cachaca", mezcla mexicana de ritmos originariamente colombianos y venezolanos, propuesta "para escuchar y para bailar", y adoptada en Paraguay como folclore.




Dice Beck, un artista que a mi me gusta mucho, hablando de Hank Williams, un cantante country que no conozco para nada, que "hace falta simplicidad para alcanzar una idea o una emoción en una canción". Entre tantos estímulos diferentes y hasta tan opuestos entre sí que uno puede encontrar en una encrucijada de calles de alguna ciudad cualquiera. ¿Qué es lo que puede interpretarse? Me ha ocurrido entonces que he sentido afecto por la expresión humana, y que he tomado contacto con el registro interno de pertenencia a esta especie. He reconocido además que un sentido de obligación, un esquema muy rígido de lo que creo debe ser la vida, ha disfrazado el compromiso que siento con la existencia, y me ha llevado a confundir una cosa con otra, dejándome finalmente en un palco desde donde observo la "fantasía romántica" que se desarrolla en escena, sin poder ser nunca parte del elenco; o renegando un papel secundario cuyo parlamento quiero representar exactamente, cerrandome así la puerta de la improvisación, que es lo que hace de esta obra una poesía divina.


Mi maestro viene de las altas montañas andinas; más de cinco años antes de que yo naciera habló a los pies del Aconcagua de las cosas simples en la vida. Hace una semana, en Buenos Aires, lo escuché hablar de Psicología Trascendental. En el estado de una alegría muy suave... muy suave; me ha parecido en un instante, que los dioses estan en el mundo; asi como lo cantaba Homero cuando describía el momento en que hablaba por la boca de las mujeres y de los hombres, la más grande sabiduría, la más enorme fuerza, la más profunda bondad... Me ha parecido, muy livianamente, haberlos visto; despues de haberse perdido referencia de ellos en su tránsito entre oriente y occidente, después de haberlos sentido tan distantes, en el paraíso en el que estaban.

América Latina bulle en explosiones sociales, el el hartazgo de una vida vacía y sufriente alejada de su propia esencia; en descorazonamientos y caricias reconfortantes; en alegría y en indignación; en nuevas ideas que nacen o cristalizan acciones que dan referencia para nuevos caminos. América Latina bulle en su realismo mágico; que ya no es el lamento por una realidad querida pero lejana; que ya no es la fantasía ingenua de promesas especulares. América Latina bulle en algo que yo no sé que es; pero que es cada vez más mágico, y que es cada vez más real.

sábado, mayo 13, 2006

el ojo del huracán

Hola, soy Marcelo, y vivo en la ciudad de Asunción, capital del Paraguay.... un pueblo muy "surrealista", si se toma como referencia de la realidad a lo que se muestra en TV (aunque no sea un medio que refleje casi nunca la vida cotidiana). Es muy interesante ser parte de esta cultura por las cosas tan extrañamente divertidas a las que uno se enfrenta aquí todos los dias.

Pero el caos y la riqueza humana que hay en Paraguay, son quizas los mismos que hay en cualquier lugar del mundo; caos y riqueza que podemos apreciar si observamos con detenimiento las sitaciones que hay alrededor nuestro, e intentamos ver bien a a las personas y a las cosas que ahi están.

"El Ojo del Huracán" es un lugar desde donde podemos observar lo que hay este mundo tan tragicómico y emocionante.... un lugar tranquilo, en medio de la tormenta.... el ojo del huracán es una actitud personal, que nos permite puntos de vista que será muy agradable compartir.

Como temas propuestos: la vida concreta en américa latina y el mundo entero, en el contexto de los asuntos sociales y políticos que nos afectan.

Un gran saludo!