viernes, junio 23, 2006

"Yo Soy la Luz"

Leí en el diccionario que un trastorno es la inversión del orden regular de una cosa; es decir, que lo que suele ser de una forma, esta al revés.

Viajar en bus en Asunción puede ser toda una aventura, uno sube y paga el pasaje al chofer, que ya teniendo mucho con conducir en un trafico alocado y hacer su aporte a ese prodigio de la valentía, termina, poseído como esta por los roles de la gallardía, haciendo demostraciones de bravura a los pasajeros que no han podido conseguir sencillo para abonar el viaje; "Que raro que no tengas una moneda para pagar el pasaje justo", me dijo una vez uno de estos esforzados trabajadores…. A mí ya no me parece raro no tener una moneda… "Que raro que tenga plata para el pasaje" pensaba yo en ese momento, pero no dije nada, haciendo ejercicio de mi templanza, poseído como estaba por los roles de la regularidad.

"Tenga cuidado señora!", le decía una mujer a otra mayor cuando la había rozado en el arrojo de llegar a la puerta trasera y bajar de una vez, mientras un frenazo brusco ponía a los viajeros a danzar el baile de la inercia, magistralmente interpretado por dos desconocidos en el fondo del vehiculo, cuando uno toma al otro de la mano deteniendo una caída libre hacia atrás para alternar papeles cuando la aceleración hizo que las cabezas que miraban el techo, ahora vieran el piso…. Es cuestión de dejarse llevar!

Esta noche me subí a una unidad de la línea 9, los pasajeros y el chofer estaban todos muy tranquilos, el autobús estaba limpio, iluminado, cada persona en su asiento y cada cosa en su lugar; y si bien eso no me llamo la atención en un primer momento, de repente me sorprendió bastante. El camión iba alumbrando las calles oscuras en su curso, y podía verse escenas muy llamativas en el trayecto. La gente hace su vida, pero me parece que muy pocas veces me he percatado de que en esa vida que también comparto, el orden regular de las cosas, el que se entiende y se asume como tal, nunca se corresponde con lo que ocurre realmente. Pero además, y esto es lo mas sorprendente, la "irregularidad" con que todo ocurre es aceptada como normal; todo esta bien… o nada esta tan mal…. Lo cierto y lo concreto es que si se mira las cosas con el desapego de una actitud de observación, descomprometida con lo que se entiende como bueno o como malo, es todo muy absurdo y divertido.

Un semáforo nos detuvo por un momento, y por la ventana observe un taxi que estaba al lado nuestro, tenia unas inscripciones en el vidrio trasero: "parada 17" en letras pequeñas en la esquina superior derecha, y ocupando casi todo el espacio remanente, en letras adhesivas enormes, con tipografía gótica, y con el efecto un poco sangriento de tinta chorreada, (un estilo que daba la sensación de algo tenebroso en un primer vistazo): "Yo Soy la Luz".

Uno se pregunta en esta situacion cómo es que el mensaje que se transmite tiene tan poco que ver con el lenguaje que se usa, porque quien se asigne la luminosidad de esta manera (sea quien sea, porque la leyenda no tenia firma), debe tener un concepto tan diferente de la luz del que tengo yo!... quizás me seria mas fácil entender que use este estilo medieval y de espanto al decir "Yo soy la muerte"… y quizás también yo pudiera relacionar eso como un transito hacia la luz… Pero tengo que aceptar que a mi la luminosidad me ha dado siempre un poco de temor, así como también siempre he sentido rechazo por esa forma solemne y aséptica que tienen casi todos los que hablan de iluminación, aunque pocos pasen de la fosforescencia. Es verdad que no hay nada malo en proclamar lo que uno cree, me parece que eso esta muy bien; pero aunque me parezca bueno, no deja de serme llamativo. "Yo soy la luz"! ¿Quien puede decir que no sea así? Y aunque yo ya no crea a cualquiera que hable en estos términos, a fuerza de tener que escuchar todo el tiempo a personas que se autoproclaman iluminadas, o a instituciones que ensalzan a personajes mas o menos místicos como grandes luminosos; no puedo negar el beneficio de la duda a quien lo expresa con semejante oscuridad.




Yvone, quien es de Colombia, cuenta lo que decía Uribe en un discurso no hace mucho tiempo: el citó a Ghandi y le hizo decir que "ellos" (sus opositores) no son enemigos, sino competidores en el juego de la democracia. Uribe, quien no tiene luces por demás, habla del hindú, poniendo sus propias palabras en boca de este para hacerse parecer a alguien a quien todos reconocemos con una luz muy poderosa; y este hecho podría ser bastante ofensivo.

De vuelta a casa, ya muy tarde, viajando en colectivo, por una avenida vacía, de madrugada, veo un cartel de coca-cola light; la superficie blanca es enorme y hay una imagen monocromática de una mujer muy contenta, al parecer bailando con una botella en la mano, mientras cintas rojas y plateadas la envuelven. Los spots alumbran el cartel que refleja su brillo sobre una oscura esquina, donde la gente es más pequeña que aquella mujer sin color. Una vez mas un cartel me vuelve a decir, aunque esta vez de una forma más tacita y manipuladora: "Yo soy la luz", y esta vez si me ofendo, no tanto por una pobre mentira superficial, sino por la violencia de los que imponen el materialismo.

A fin de cuentas la luz esta en nosotros, quien puede decir que no!... Con mayor o menor fuerza, con mas o menos frecuencia, con mucha o poca influencia; pero lo bueno es que también en nosotros esta la oscuridad; sin ella, todo seria no solo muy aburrido, sino además, demasiado chato y permanente.

Salve Dionisio!