martes, mayo 30, 2006

"América Latina está en marcha"

Caminar por la vereda debe ser uno de los actos más comunes de la vida urbana, y algo de una riqueza muy grande en este momento de la historia. La velocidad con que circula la información da la oportunidad de tener la copresencia de culturas y formas de vida diversas, que de a poco van dejando de ser ajenas a uno, por más diferentes que sean de la propia. Algo muy llamativo de este fenómeno es ver la franja en que las culturas se solapan.

El sol arde en Asunción, la luminosidad y la temperatura de 28º C le dan al otoño un clima muy bueno para caminar por la calle Palma. Pero un clima interno relajado es siempre bueno para que la vista llegue más lejos o más profundo.

En algunos lugares del mundo la luz del sol no es tan potente, eso se puede notar en la fotografía de un afiche que promociona unos anteojos de sol de Versace, puesto en la vidriera de una óptica: una mujer rubia de cabello batido viste unas enormes gafas muy poco oscuras y observa misteriosamente a traves de los vidrios a un vendedor ambulante que ofrece discos símiles, con portadas símiles, de artistas símiles casi todos; pero la música que se escucha por los parlantes que él usa para hacerse propaganda, es una auténtica "cachaca", mezcla mexicana de ritmos originariamente colombianos y venezolanos, propuesta "para escuchar y para bailar", y adoptada en Paraguay como folclore.




Dice Beck, un artista que a mi me gusta mucho, hablando de Hank Williams, un cantante country que no conozco para nada, que "hace falta simplicidad para alcanzar una idea o una emoción en una canción". Entre tantos estímulos diferentes y hasta tan opuestos entre sí que uno puede encontrar en una encrucijada de calles de alguna ciudad cualquiera. ¿Qué es lo que puede interpretarse? Me ha ocurrido entonces que he sentido afecto por la expresión humana, y que he tomado contacto con el registro interno de pertenencia a esta especie. He reconocido además que un sentido de obligación, un esquema muy rígido de lo que creo debe ser la vida, ha disfrazado el compromiso que siento con la existencia, y me ha llevado a confundir una cosa con otra, dejándome finalmente en un palco desde donde observo la "fantasía romántica" que se desarrolla en escena, sin poder ser nunca parte del elenco; o renegando un papel secundario cuyo parlamento quiero representar exactamente, cerrandome así la puerta de la improvisación, que es lo que hace de esta obra una poesía divina.


Mi maestro viene de las altas montañas andinas; más de cinco años antes de que yo naciera habló a los pies del Aconcagua de las cosas simples en la vida. Hace una semana, en Buenos Aires, lo escuché hablar de Psicología Trascendental. En el estado de una alegría muy suave... muy suave; me ha parecido en un instante, que los dioses estan en el mundo; asi como lo cantaba Homero cuando describía el momento en que hablaba por la boca de las mujeres y de los hombres, la más grande sabiduría, la más enorme fuerza, la más profunda bondad... Me ha parecido, muy livianamente, haberlos visto; despues de haberse perdido referencia de ellos en su tránsito entre oriente y occidente, después de haberlos sentido tan distantes, en el paraíso en el que estaban.

América Latina bulle en explosiones sociales, el el hartazgo de una vida vacía y sufriente alejada de su propia esencia; en descorazonamientos y caricias reconfortantes; en alegría y en indignación; en nuevas ideas que nacen o cristalizan acciones que dan referencia para nuevos caminos. América Latina bulle en su realismo mágico; que ya no es el lamento por una realidad querida pero lejana; que ya no es la fantasía ingenua de promesas especulares. América Latina bulle en algo que yo no sé que es; pero que es cada vez más mágico, y que es cada vez más real.